Llega tarde, pero llega. Las tarjetas de metro de cartón, un anacronismo en un servicio de metro que aspira a ser moderno y sostenible, tienen los días contados, y la Autoritat Metropolitana del Transport (ATM) calcula que para finales del 2023 su sustitución será un hecho, y las tarjetas descartables serán cosa del pasado.
Este «apagón magnético» será escalonado. Desde la AMT evitan dar fechas exactas, para asegurar una implantación segura de todos los títulos hacia finales del año que viene. Actualmente, la tarjeta recargable, la T-Mobilitat, está implantada en los formatos T-Usual (antigua t-mes) y la T-Jove, y en un último avance se incluyeron estos dos títulos con la bonificación.
La intención es que a finales de verano también se incorpore a la T-Mobilitat la T-casual (la antigua t-10), la T-Familiar y la T-16, siguiendo el lento avance de la desmagnetización de las tarjetas de metro, que ya lleva muchos años de retraso. La intención, una vez todas las tarjetas estén incluidas dentro de la T-Mobilitat, es empezar a hacer pruebas fuera del área metropolitana, para poco a poco ir extendiendo la medida a los 36 municipios de la ciudad.