Los incendios no solo ocurren en la superficie, sino que también pueden pasar en el fondo del mar, como fue el caso del verano pasado cuando, a causa de las altas temperaturas, varios paisajes marinos quedaron calcinados.
Como consecuencia de la crisis climática, algunas especies claves para la vida de los ecosistemas acuáticos, como es el caso de las gorgonias, se vieron (y se ven) fuertemente amenazadas. A este hecho, se le tiene que sumar el daño provocado por la sobrepesca, haciendo más necesarias que nunca las tareas de repoblación del fondo marino.
Esta especie de coral naranja tiene una función vital para la vida marina: varias especies típicas del Mediterráneo las utilizan para proteger a sus larvas y su extinción supondría un grave peligro para la supervivencia de la fauna marina.
Es por esto que Espai Mediterrani, un espacio de encuentro para entidades y asociaciones vinculadas al medio marino, ha creado el Proyecto Gorgonia Barcelona, un plan que con la colaboración de científicos, empresas y población civil voluntaria, quiere repoblar el litoral barcelonés de esta especie en peligro de desaparición.
Barcelona: un oasis para las gorgonias
El litoral de Barcelona, por alguna razón que los científicos todavía desconocen, pero que ya están estudiando, se ha convertido en un espacio óptimo para el desarrollo de las gorgonias, mientras que en otros lugares esta especie está desapareciendo rápidamente.
Para aprovechar esta coyuntura natural, el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) juntamente con Belong the Sea, una empresa especializada en el desarrollo sostenible, han elaborado un plan en tres fases para repoblar esta especie de coral naranja en las aguas barcelonesas.
Primero, se recogerán muestras sanas de esta especie mediante inmersiones subacuáticas para después plantarlas en acuarios experimentales. Una vez allí, lxs voluntarixs las podrán alimentar durante tres o cinco semanas y, finalmente, se devolverán al mar.
Se trata de una iniciativa de lo que se conoce como ciencia ciudadana, dónde la población trabaja de con la mano con la comunidad científica. De esta manera, ciencia y ciudadanía caminan juntas para concienciar al conjunto de la población sobre el cuidado del medioambiente.