
¿Por qué ocas?, ¿por qué trece? El animal en cuestión y el número no es casualidad.
El claustro de La Seu es toda una joyita, eso es innegable. Tiene tantos detalles que podríamos dedicarle un artículo a cada uno de ellos y nos quedaríamos tan a gusto, porque lo merecen. Desde las insignias medievales de los gremios de Barcelona que copan el suelo hasta su «ou com balla» pasando, claro, por el estanque, por la estatua de Sant Jordi o por el clásico belén de Navidad. Pero en este artículo vamos a centrarnos en lo que tiene (más) vida del claustro: las 13 ocas blancas que lo habitan.
Son varias las leyendas relacionadas con esta particular estampa, pero la más popular de ellas es la relacionada con la vida y muerte de Santa Eulàlia, copatrona de la ciudad (copatrona, recordamos, porque comparte patronato con la virgen de la Mercè) y enterrada en la cripta de la Catedral.
Santa Eulàlia pastoreaba ocas en Sarrià y cuenta la leyenda que con la edad de 13 años, fue condenada a 13 martirios (uno por año) por negarse a renunciar a la fe cristiana en plena época romana. Los martirios no fueron cosa menor (o, como diría Rajoy, fueron cosa mayor) y terminaron dando pie a la penitencia de Santa Eulàlia: crucifixión en una cruz con forma de aspa, icono que sería usado posteriormente como emblema de la catedral y la diócesis. De esta forma, el número de ocas nos recuerdan a la edad a la que murió la copatrona y la cantidad de castigos que sufrió por su fe.
Fuente de la foto de portada: magicabarcelona.com