Ni Halloween, ni Todos los Santos, ni día de los muertos, ni nada. A mí, por ejemplo, lo que más miedo me da de estas fechas, son los gusanos que a veces hay en las castañas o volverme a casa sola por la noche, por mucha luz que haya en la calle. ¡Ah! Y una cosa que nadie ha dicho y por la que estoy muy decepcionada: las palomas de Plaza Cataluña.
Y cuando hay gaviotas ya ni hablemos. La tensión que se respira en ese espacio tan abierto, con la luz blanca de la mañana distorsionándolo todo, se puede cortar con un cuchillo. Una va tranquilamente a hacer sus cosas, como una persona seria que es, cuando esa paloma le aparece planeando de frente y no le queda otra que esquivarla con un buen movimiento Matrix: se acabó la seriedad.
Pero bueno, hasta aquí mi aportación personal a una lista que, en realidad, hemos extraído de aquella pregunta que lanzamos a través de nuestras stories de Intagram.
Estas son las mejores respuestas que nos llegaron, además, de manera repetida de los lugares que más miedo dan de Barcelona (versión fake):
La paella y la sangría que venden en las Ramblas
Las Ramblas, así en general, también ha sido otra de las respuestas que hemos recibido. Y no es de extrañar cuando hablamos de un paseo tan bonito que a menudo nos vemos obligadas a cruzar. No se ha visto mayor safari. Marabunta de turistas desorientados y/o embrutecidos (jamás bailaste tanto el San Vito), ofertas de todo tipo que ir rechazando, vendedores lanzando muñequitos de luz por los aires (que ellos controlan que van a caer de nuevo en su lugar, no como tú).
Y la comida, sí. Una pena con la que tenemos que lidiar no solo en Barcelona, sino en cualquier ciudad turística. Aunque es cierto que aquí tiene mucho peso (y poco sabor).
El Raval
Ojalá existiera un compromiso real con este barrio, porque, siendo uno de los lugares más acogedores, divertidos y diversos de Barcelona también se trata de uno de los barrios más abandonados de la ciudad, pues es cierto que dan miedo las condiciones en las que están muchos de sus pisos y alguna de sus calles.
Preguntarnos por qué ocurre esto es lo que da verdadero miedo. Eso y alguna de las historias que, como ocurre en otras zonas de Barcelona, esconden secretos que te ponen los vellos de punta.
El transbordo de Passeig de Gràcia
Y quien dice que el transbordo de Passeig de Gràcia da miedo, dice lo mismo del de Sants o del de Urquinaona. Yo prefiero andar o coger un bus eterno, antes que meterme ahí y salir con todo cambiado de sitio en la cabeza. Menudo trastorno.
Señores, cada uno por su derecha y el lado izquierdo de la escalera mecánica para los que tienen prisa (geniales reglas no escritas), gracias.
L’Eixample de noche
Bueno, mi madre cuando vino por primera vez dijo lo mismo. Pero hay que tener en cuenta que el Eixample es principalmente un barrio residencial. No hay muchos bares de copas que queden abiertos a altas horas de la noche y la verdad es que, a veces, parece que hayas despertado en un futuro apocalíptico en el que ya no queda nadie.
Eso sí, estaremos de acuerdo en que lo que más miedo da de pasear por el Eixample son los chaflanes. No has hecho más zigzag andando, ni volviendo de las mayores papas de tu vida.
«La habitación desordenada de mi hija»
Dejo esta respuesta tal y como nos llegó, con sus comillas pertinentes, porque es, sin duda, la ganadora. Un aplauso (y todos los ánimos) a las madres y a los padres que soportan seres en edad de no merecer absolutamente nada: los adolescentes.
Ahora bien, la adolescencia también merece un reconocimiento. Si las madres tienen que aguantar tanto caos, es porque el caos, haberlo, haylo.
Plaça del Dr. Letamendi, sede de Hacienda
No puede haber más consenso que este. A nadie le gusta, después de lo que le pagan, después de que se le haya caído el café encima por la mañana y de que el crush no le escriba y otras desgracias, tener que devolver dinero.
Nada más que decir. Hay que repensar el tema de la Agencia Tributaria. ¿Votos a favor?
«Mi trabajo»
Como bien dicen los legados del pop español, Es una lata el trabajar. Todo el mundo está de acuerdo. Y este apartado podría dejarlo así porque realmente no hay nada más que añadir, pero es parte de mi trabajo que este párrafo tenga más de dos líneas.
He dejado también este enunciado tal y como nos llegó en las respuestas de Instagram, porque me hizo mucha gracia, primero. Y segundo, porque es así: a todos nos pesa nuestro trabajo y no el del vecino precisamente.
La verdad es que da miedo madrugar un día tras otro. Y hoy por fin es viernes, pero recordemos que, para muchos, es hoy cuando empieza lo peor. Como por ejemplo, para los que nos van a poner todas las cervezas que nos vamos a beber este fin de semana.