Hay un rincón de Barcelona que es el destino perfecto para los enamorados más azucarado de la ciudad. Aquellos que aman en verso y se declaran rodilla al suelo y con una rosa en la mano tienen su lugar ideal en el Parque y el rosedal de Cervantes, el enorme jardín de rosas que hay en plena ciudad.
Situado en la Diagonal, casi en la frontera con Cornellà, el rosedal de Cervantes tiene siete hectáreas de parque dedicadas a la plantación de rosas. Entre pendientes suaves y caminos verdes se distribuyen unas 100000 rosas y de unas 2000 especies que y variedades que conforman un precioso mapa colorido.
Es justamente ahora, entre mayo y junio, cuando estas rosas empiezan a florecer, soltando un aroma que acompaña durante todo el paseo por el parque. Las rosas trazan un recorrido que pasa por Asia, Oriente Medio, Europa y América, con algunas especies silvestres y rosales híbridos conseguidos antes de 1876.
En definitiva,, llevar la rodilla preparada para hincarla (o si no, al menos, un tupper para picar algo), y echar unas horas entre flores fragantes y coloridas que nos hagan olvidar que estamos en medio de Barcelona.