El pasado 10 de marzo nació en la Maternidad del hospital Clínic Barcelona el bebé de la primera mujer trasplantada de útero en España. El bebé nació fruto de una cesárea en la semana 30 y pesó 1.125g. El bebé, de nombre Jesús, ha permanecido 74 días ingresado en la sede Maternidad (43 días en la UCI, 31 en la Unidad de cuidados intermedios del Servicio de Neonatología).
De esta manera su madre, Tamara Franco se ha convertido en la primera mujer a la que se le practicó un trasplante de útero y la primera mujer en dar luz tras un trasplante de útero en España.
Un proceso largo que empieza con un trasplante pionero
El 5 de octubre de 2020 se realizó en el Clínic el primer trasplante de útero de España. Este proceso, que se inició en 2016, se enmarcó en el proyecto de investigación con el objetivo de validar la viabilidad de esta cirugía.
Tamara Franco, de 34 años, tiene síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito del aparato reproductor femenino que afecta a 1 de cada 5.000 mujeres en el mundo. Estas mujeres ya nacen sin útero y sin trompas de Falopio. Es decir, aunque tienen ovarios y deseo sexual, pero no tienen la regla ni pueden quedarse embarazadas.
Tamara explica el golpe que supuso, queriendo ser madre, saber, a los 15 años, que no podría. “Supe que el Clínic se estaba preparando para realizar un trasplante de Útero e intenté contactar con él”. Tamara envió un correo al Dr. Carmona y enseguida empezó un periplo de pruebas por ella y su hermana (que le acabó dando su útero). Por último, el 5 de octubre de 2020 se realizó el trasplante. La cirugía duró 20 horas y fue un éxito.
El embarazo tras el trasplante
Dos meses después de la cirugía, la paciente tuvo la regla por primera vez. Sin embargo, había que esperar 6 meses desde la primera regla y a las vacunaciones contra la COVID, para poder realizar la primera transferencia de embriones. Tras un primer aborto prematuro y después un contagio de la COVID-19, finalmente, se pudo realizar una nueva fecundación y Tamara se quedó embarazada de Jesús.
El embarazo de Tamara se siguió por un equipo multidisciplinar de ginecología y medicina maternofeta. Manteniendo la máxima seguridad para la paciente y el feto, se decidió programar una cesárea convencional en la semana 30 de gestación. La cesárea se realizó sin complicación alguna y el bebé, en Jesús, nació con un peso de 1.125 gramos y con la maduración pulmonar y la protección neurológica que requieren estos bebés. Ingresó en la UCI de Neonatología y continuó con un desarrollo sin complicación relevante atribuible a la prematuridad.