40 toneladas y 24 metros de largo (lo mismo que dos autobuses). Ese es el tamaño que tiene que desplazar una ballena rorcual para elevarse sobre el mar y hacer el salto que hizo el sábado pasado frente a las playas de Barcelona. La ballena más grande del Mediterráneo y segunda más grande del mundo, después de la ballena azul es poco común en las aguas de Barcelona, y su tamaño descomunal le dificulta hacer saltos como el de ayer. Así, se entiende que avistar un salto así ya es difícil, y captarlo en imágenes, como lo hizo ayer el proyecto Mar a la Vista, todavía más.
Las fotos se tomaron a unas 10 millas náuticas de Barcelona (unos 12km.) de la costa de la ciudad. La embarcación de Mar a la Vista, un proyecto de recorridos por la costa barcelonesa para el avistamiento de cetáceos, estaba realizando uno de estos recorridos y sacando fotos cuando el cetáceo saltó y Julia Gostischa, una de las integrantes del proyecto, pudo fotografiarlo a la perfección.
Entre los meses de febrero y junio, la ballena rorcual pasa por la costa catalana en su migración hacia las aguas del sur de Francia. Aunque saltos como el de ayer son más difíciles de ver, en esta época sí que puede ser más común avistar sus aletas, sus morros cuando salen a respirar o las colas cuando comen. Desde Mar a la Vista organizan salidas para divisar este y otros cetáceos (como el delfín molar) en su embarcación, el Ria de Ferrol, un velero de madera de 1949 que han recuperado para estos trabajos.