El Tió de Nadal nos conecta con la infancia más pura, con la navidad de cuando todo era ilusión e inocencia, y bastaba aporrear un tronco inerte para creer. La rusticidad de la figura, apenas un tronco con ojos y la sencillez de la tradición (canciones y mondas de mandarina, también nos conecta con un mundo antiguo y rural, donde la navidad se expresaba en costumbres de escala humana.
Hoy buena parte de los Tiós salen de fábricas o procesos industriales, pero en Badalona, al lado de Barcelona, hay un taller artesano donde los Tiós se hacen a mano, y que ha hecho de una tradición sencilla catalana un producto internacional que se exporta por todo el mundo.
Los Tiós de Nadal que compró Louis Vuitton
Carmen Soto empezó con su taller hace 25 años, para homenajear al personaje «predilecto» de su juventud, tal y como explica al diario Tot Badalona. Así nació el «Tió Bufó», un taller de la calle Jocs Florals de Badalona, que elabora Tiós que son algo más que «el pedazo de ramas sin patas que su familia encontró en un bosque» que ella recuerda de las navidades de su juventud.
Los Tions de Nadal de Carmen se alejan de este Tió rústico para crear auténticas obras de arte, personajes con vida propia, como el Petit Rubén, del tamaño de la palma de la mano, hasta la Super Tiona Laia, que mide más de un metro de alto. Todos ellos, elaborados artesanalmente con madera de Cassà de la Selva, patas de avellanero de Tarragona y corcho de Girona. El resto del año, cuando no hacen tions, Carmen hace otros diseños en Abril Dissenys.
Lejos de quedarse sólo en las casas catalanas, los Tiós de Carmen se han convertido en un producto internacional que se exporta a varios países del mundo, desde Europa hasta América, hasta el punto de que la marca de moda internacional Louis Vuitton encargó al taller badalonés la elabroación de 2.000 tions para adornar sus lotes de Navidad.
Así, la tradición catalana viaja por todo el mundo desde un pequeño taller de Badalona, llevando el sueño infantil de Carmen a las navidades de medio mundo.