En una carrera que ya parece imparable, y en la que no se vislumbra el final, los turrones nuevos de cada año se destapan con sabores improbables que dejan muy lejos aquella dicotomía tan clásico como antigua: ¿eres más de turrón duro o turrón blando?
Ahora las cartas de turrones son una especie de fantasía distópica, donde uno no sabe si lo que ve es realidad o mentira, y donde uno descubre combinaciones de sabores que no sabía que existían (y que, quizás, según para quién, no deberían existir). Y si alguien se ha especializado en este campo en Torrons Vicens, la empresa turronera catalana que este año se ha desmarcado con un sabor que nadie esperaba: el turrón de jamón de Enrique Tomás.
El extravagante turrón está elaborado en base de praliné de almendra tostada y jamón con almendras picadas, culmina con una cobertura de distintos chocolates que nos invitan a descubrir un mundo de contrastes que, explican, «seduce a nuestro paladar con contrastes de sabores aparentemente dispares».
Y el de jamón no es el único. Entre las novedades de este año está también la colaboración ya habitual con Albert Adrià, que deja un turrón de mazapán con mandarina y yuzu y otro de nata y nueces, pero sin duda la otra gran creación extraña es el turrón de chupa chup, turrón elaborado con praliné de almendra, nata y fresa con crujiente de Chupa Chups® y recubierto con chocolate blanco y chocolate ruby.