Barcelona, ciudad de ratas. Ya hemos hablado de ellas varias veces y sí que vienen al caso. Hemos hablado de ellas para decir cómo han ocupado la plaza Catalunya o de cómo flotaban en el Mediterráneo tras las lluvias de mediados de agosto o sobre las medidas impuestas por el Ayuntamiento para diezmar su población.
Hoy nos referimos a ellas recordando el primer censo de las cloacas de una gran ciudad, publicado hace ya dos años. Y la conclusión o el resultado más llamativo es el del titular: más de 200.000 roedores viven en el alcantarillado público de Barcelona. Una cifra que posiblemente habrá aumentado desde entonces.
Los datos son de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, los hizo públicos El País y les ha dado forma una empresa alicantina, Lokímica, que hizo el recuento en 2017.
El método de actuación ha sido el siguiente: en 63 tramos de la red de alcantarillado (un alcantarillado que, por cierto, mide 1.648 kilómetros) se colocaron cepos. En cada sección, 30 cepos. Los cepos fueron revisados a diario durante cuatro noches. La conclusión fue que había 107.000 ratas en los mil kilómetros visibles. Tras aplicar una sencilla regla del tres, se supo que había un total de 213 mil ratas. Es decir, 0,13 roedores por barcelonés.
Según El País, el biólogo Tomás Montalvo, quien ha liderado el estudio bacteriológico, ha analizado y detectado bacterias Escherichia coli en el 71% de las ratas, y Listeria monocytogenes en el 59% de ellas. También se concluyó que un 85% de los roedores están infectados por gusanos.
El riesgo existe. Es real. Y, aunque las probabilidades de contacto entre ciudadanos no son elevadas, conviene estar alerta.