Uno de nuestros planes favoritos en Barcelona cuando llega el buen tiempo son las fiestas mayores de los barrios y distritos. Música y espectáculos al aire libre animan los diferentes distritos cada fin de semana, con programas repletos de actividades para niños, jóvenes y adultos. Si ya de por sí estas celebraciones son un reclamo, la cosa se multiplica cuando hablamos de la Festa Major de Gràcia.
Esta celebración tiene lugar, cada año, durante una semana a mediados de agosto y su fama ya transciende las fronteras catalanas (e incluso nacionales) por su tradicional concurso de decoración de calles de la Vila por temáticas y su programación llena de conciertos. Pero no todo lo que rodea estas fiestas es tan positivo.
Como ocurre con tantas cosas en Barcelona, la masificación y las aglomeraciones, en gran parte provocadas por oleadas de turistas, han acabado por tensionar la celebración y, durante los últimos años, las comisiones y los vecinos del barrio cada vez sienten un mayor descontrol que pone en peligro un evento cargado de tradición popular. Es por esta razón que, este 2024, la Festa Major de Gràcia contará con medidas que intentarán aplacar estas problemáticas.
Una «noche tranquila» y aplazamiento de los premios
Uno de los mayores problemas que han enfrentado las fiestas de este barrio durante los últimos años ha sido la enorme dificultad para visitar las calles mejor decoradas, que recibían este reconocimiento al inicio de la fiesta. Muchas veces se trataba de calles en la parte sur del barrio, que son más estrechas, lo que hacía que la movilidad fuese todavía más complicada.
Con el objetivo de dispersar a los visitantes y evitar las aglomeraciones en las vías premiadas, este año la entrega de premios a las calles mejor decoradas se aplazará hasta el final de las fiestas, una vez trascurrido el fin de semana.
Además, por primera vez se llevará a cabo una «noche tranquila», una noche sin conciertos y en la que todas las actividades programadas a partir de las 21 h. no cuenten con sonido amplificado. Esta medida busca disminuir lo máximo posible las molestias a los vecinos del barrio, e intentar que la celebración se despoje un poco de su carácter noctámbulo para que los propios vecinos también puedan disfrutar de sus fiestas.
Estas acciones pretenden introducir cambios progresivos en el modelo de la Festa Major de Gràcia, pero los propios organizadores son conscientes de que por sí solas no pueden hacer frente a los mayores problemas que se generan durante los días de celebración en los que, más allá de las propias aglomeraciones, tienen lugar constantes destrozos en los decorados y actos de incivismo.