De Fismuler os hemos hablado más de una vez y ya nos duele repetirnos pero los sitios buenos tienen eso, que da gusto repetir de lo buenos que están y, por qué no, algo de rabia cuando ves que mantienen tan bien el nivel. La casa de la escalopa más famosa del país cocina realmente bien y ahora han lanzado una nueva propuesta que nos acerca todavía más a su cocina: las Cenas Improvisadas, donde uno decide el menú que comerá en el restaurante.
Es una iniciativa que ha tenido éxito en Madrid y que ahora se trae a Barcelona por dos días con un concepto sencillo pero atractivo: ir por la mañana al mercado con el chef del restaurante donde cenarás, tomar un café para decidir tu propio menú y, a la noche, volver a cenar al restaurante y encontrarte un menú degustación donde los platos que intuiste al escoger los productos se han elevado a su máximo exponente.
¿Cómo compra un chef en el mercado?
Cualquier a quien le interesen los restaurantes y la comida se habrá preguntado alguna vez cómo hacen los chefs para comprar los productos para su restaurante. Cómo se organizan, cómo piensan los platos… Este es parte del proceso del que se puede ser parte en las Cenas Improvisadas, acompañando a Nino Redruello (dueño del grupo La Ancha, muy establecido en Madrid y que aquí tiene Fismuler y Molino de Pez) y Manu, chef ejecutivo del grupo.
El día de las Cenas Improvisadas empieza por la mañana con ellos en el Mercat de la Boqueria (una lástima, no el de Santa Caterina, aunque esté algo más cerca del restaurante), que se recorre eligiendo conjuntamente los ingredientes de la cena. Cada día algo nuevo, dependiendo de lo que haya en el mercado. Langosta, trufa fresca, bolets de temporada o verduras del Prat.
Para acabar, desayuno en el mercado para recopilar lo comprado y decidir con el chef cómo se construirá el menú. Evidentemente, el chef pondrá su talento, por lo que hay que perder la vergüenza y hablar con calma sobre lo que a uno le gusta o ponerse creativo pensando combinaciones curiosas. Lo dicho, al final los chefs guiarán todo el proceso (y tendrán la última palabra) y el talento para convertir nuestras ideas en un menú degustación, así que hay que soltarse, hablar y, una vez decidido, esperar a la cena con el babero puesto.
El menú que nunca se repite
La gracia de las Cenas Improvisadas es que el menú de una noche no se repetirá nunca más. Cada cena es personalizada, ya que los productos comprados obligan a los chefs a exprimirse la cabeza para hacer, como dicen ellos, «un I+D con público» que empuja a un restaurante donde siempre se trabaja con carta a crear un menú degustación que podría tener el nivel de un restaurante con una estrella Michelin.
En nuestro caso, para empezar, una Lámina de trufa negra de temporada (Tuber Melanosporum) con tartar de gamba azul de Nueva Caledonia y fresita fresca de temporada del Maresme. Una versión del caldillo de perro, un guiso marinero con puntillitas frescas (simplemente sopleteadas y escaldadas en el mismo caldo), mantequilla de yuzu, koshu y guisante del Maresme y capuchina. Otro platazo: lechuga con cebolla, tratados ambos de forma que dos productos simplísimos lleguen en diversas formas.
Hay más platazos: la langosta en dos tiempos, el pichón de sangre con chilindrón de especias andinas, el Espigall de Sant Boi con un pil pil de ají amarillo y trufa negra…. Lo dicho, platazos de temporada y proximidad creados con lo que se compró por la mañana.
El menú incluye las bebidas y el maridaje, por 180€. Un buen dinero, sin duda, pero también el precio de una experiencia gastronómica larga y memorable.
¿Cuándo serán las Cenas Improvisadas?
Fismuler celebrará dos Cenas Improvisadas en Barcelona, los días 19 y 20 de febrero. El precio son 180€ con maridaje de vinos y cócteles incluidos. Y las reservas se hacen a través de la web.