Quizás las bajadas momentáneas de temperatura o las lluvias esporádicas nos lo hayan hecho olvidar, pero las reservas de agua de Catalunya siguen bajo mínimos históricos. La sequía está peligrosamente cerca, y si las lluvias no aumentan próximamente, la región entrará en emergencia por sequía entre noviembre y diciembre, lo que significa que habrá restricciones de consumo más severas, de 200 litros por día y habitante.
Por eso Aigües de Barcelona está haciendo pruebas en el sistema de suministro de agua de la ciudad y del área metropolitana para comprobar si la red resistiría los cortes de servicio en caso de emergencia, y si las tuberías, acostumbradas a un flujo constante de agua, se verían afectadas por las restricciones de suministro.
El ensayo se realiza de forma telemática, a través de sensores en la red digitalizada, que estudian qué pasaría si se corta el suministro de agua o se aplican bajadas de tensión a los grifos. El agua circula a mucha presión en las cañerías, y con estas comprobaciones, los técnicos miran si una recuperación del servicio después de una bajada de presión podría afectar a las tuberías.
Actualmente, el consumo de agua por persona en Barcelona y la AMB es de unos 100 litros por persona y día, la mitad de los 200 que marca el plan en fase de emergencia. No obstante, desde la Agència Catalana de l’Aïgua creen que todavía hay margen para reducir el consumo.