
El Hivenracle del Parque de la Ciudadela, una de las grandes manchas del patrimonio del centro de la ciudad, ha empezado finalmente su rehabilitación. De esta manera, el Ayuntamiento cumple la promesa que lanzó hace un mes en que avanzaba la reforma de este espacio y del Palacio del Marqués de Alfarràs, en el parque del Laberinto de Horta, para poner solución al abandono de dos edificios bonitos, icónicos y relevantes para el patrimonio arquitectónico de la ciudad, pero inexplicablemente abandonados durante demasiados años.
La obra, con un presupuesto de dos millones de euros, ha empezado esta semana, y se prevé que se alarguen durante un año para poder reformar las tres naves de las que consta el edificio y arreglar los problema estructurales que se detectaron en la reforma fallida de 2015, que quedó interrumpida cuando la empresa ejecutora presentó concurso de acreedores.
Con las obras ya en marcha, está por determinar cuál será el uso del edificio, dependiente de Parcs i Jardins, una vez rehabilitado. Sin un proyecto claro hasta la fecha, desde el Ayuntamiento solo aseguran que se asegurará una reforma que permita no solo mantener el espacio si no también disfrutarlo.
El Invernadero de la Ciutadella, la joya abandonada
El abandono del Invernadero, uno de los edificios más remarcables del parque de la Ciudadela, que se encuentra en un estado de deterioro evidente y llamativo, ha sido una de las críticas que ha recibido el actual consistorio, y la reforma llegará poco antes de las elecciones municipales del 2023. Ahora, con 1,4 millones de euros de inversión, la intención es reformarlo completamente. En un año se han de reparar las patologías estructurales del edificio, restaurando el interior y el exterior y rehabilitando su pavimento, la cubierta y las fachadas, buscando dejarlo listo para un uso futuro aún por determinar.
El edificio, una de las joyas restantes de la Exposición Universal que se celebró en el Parque en 1888, está catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional, y sus 1000 metros cuadrados llevan en desuso desde 2006, cuando se cerró el restaurante que había en su interior.
El Palacio del Marqués de Alfarràs, la joya oculta
En el Laberinto de Horta, quizás uno de los jardines más mágicos de Barcelona, languidece un palacio de 3.000 metros cuadrados estilo neoárabe y neogótico. No se reforma desde finales de S.XX, y su recuperación es la guinda para el jardín mas romántico de la ciudad. El edificio está en desuso, y una vez que la estructura y los elementos patrimoniales queden protegidos, se rehabilitarán las fachadas y las soleras conservando los detalles históricos y se adecuará el edificio con las instalaciones básicas (eléctricas, desagües y pararrayos) para permitir un uso posterior.