Parecía que el cierre era definitivo, pero no: la Llibreria Sant Jordi volverá a abrir antes de que acabe el año. El histórico local de la calle Ferran, que estuvo a punto de desaparecer esta primavera, ha encontrado quien le dé una segunda vida.
El rescate, por suerte y por cierto, llega de la mano de Temps d’Oci, la agencia barcelonesa que ya salvó otra joya literaria del centro, la Llibreria Quera, convirtiéndola en un referente de librerías que se reinventan para sobrevivir.
Una librería que se negó a rendirse
Pocas veces un cierre había generado tanta emoción. Cuando la Sant Jordi anunció su liquidación, las colas para comprar libros se convirtieron en un homenaje espontáneo: vecinos, curiosos y lectores haciendo fila para despedirse de un lugar que llevaba más de sesenta años dando sentido a la calle Ferran.
Esta vez, por suerte, el homenaje se traducirá en una salvación real: si todo va bien, la persiana volverá a levantarse entre finales de noviembre y diciembre.
Librería, vermutería y punto de encuentro
El nuevo proyecto seguirá el modelo que ya funcionó con la Quera: combinar librería y degustación para que la cultura siga siendo viable en pleno Gòtic. El plan incluye dos espacios físicos, la librería y una trastienda convertida en bar, y un tercero simbólico: su integración en el programa Cultura Viva del Ayuntamiento, que impulsa proyectos culturales comunitarios.
Esto implicará organizar unas cuarenta actividades al año, entre presentaciones, charlas, cenas literarias y otras propuestas de pequeño formato que habrán de adaptarse a los 72 metros cuadrados escasos del local, con fachada y mobiliario protegidos, dentro de un edificio catalogado.
La Sant Jordi mantendrá su fondo de arte, fotografía y arquitectura, pero ampliará la oferta con literatura e historia de Barcelona, de Zafón a Rodoreda pasando por Montalbán. La atenderá la misma librera que trabajaba antes del cierre, y habrá una mesa de novedades para satisfacer todas las necesidades.
La parte gastronómica correrá a cargo de la Bodega La Palma, institución del Gòtic con más de veinte años de historia, alma también de uno de nuestros restaurantes preferidos, que ofrecerán una carta corta, de producto cien por cien catalán: embutidos de Vic, quesos artesanos, algún plato caliente como el fricandó, vermut Miró y vinos de la tierra.