1. Taxi de Carlos Zanón (Salamandra, 2017)
En Taxi se cuenta la historia de Sandino, un hombre taciturno, huraño a ratos. Emana de él, de Sandino, la constante sensación de que vive en el mismo estado mental que Michael Douglas en Un día de furia antes de romper con todo.
Sandino también es cobarde, irresponsable e infiel. Sobre todo cobarde e infiel: su mujer quiere dejarle y él, en una huida hacia ningún lado, se adentra en un laberinto de tramas turbias, recuerdos no afrontados y nuevas y viejas amantes. El laberinto es Barcelona.
Barcelona aquí tiene su rol: de ahí que se hable de Taxi como la nueva gran novela de Barcelona. No la Barcelona del turista, no la Barcelona de Mendoza. Sí la Barcelona de Zanón. La Barcelona de Zanón, huelga decir, no es la cara popular, amable o conocida: hay bares que sólo frecuentan los barceloneses, aparece mercabarna, clubes nocturnos.
2. Antes del huracán de Kiko Amat (Anagrama, 2018)
– ¿Por qué debió suicidarse?
– Tío, mira a tu alrededor.
Este diálogo es un fragmento de Antes del huracán (Anagrama, 2018), la última novela de Kiko Amat. Primero de todo, Antes del huracán es un libro sobre la locura, sobre la familia, sobre las relaciones de amistad, sobre la periferia de una gran ciudad en el contexto postfranquista, sobre todo lo que se vive por primera vez y sobre lo que supone meter todos esos ingredientes en la cabeza de un niño.
Así, ese alrededor que es capaz de propiciar o provocar un suicidio está formado por lo siguiente: Sant Boi de Llobregat (ciudad condicionada por la presencia de uno de los psiquiátricos más grandes de España); una familia disfuncional (hermano abusón, padre egoísta y culturista, madre obesa y sin ambiciones ni expectativas y abuelos con precedentes de esquizofrenia); ser vapuleado, insultado, humillado en cada visita al colegio. Es crecer, habitar y sobrevivir a un territorio hostil.
3. Barcelona inconclusa de Laureano Debat (Candaya, 2017)
Laureano Debat es el autor de Barcelona Inconclusa (Candaya, 2017), una suerte de antología de sus mejores (o no) artículos publicados en un blog homónimo.
El libro -lo anticipa el autor en un prólogo que hace las veces de ensayo literario sobre la ontología de la ciudad- es una sucesión de crónicas o cuentos de no ficción (lo de cuentos no lo dice él, pero ¿acaso hay alguna diferencia?) sobre Barcelona.
Los temas de los que parte para escribir cualquiera de las crónicas es, al mismo tiempo, cualquier tema susceptible de generar un mínimo de inspiración. ¿El Tiger? Pues el Tiger. ¿Un cursillo sobre Movie Maker? Para adelante. No obstante, la dimensión cualitativa de las crónicas se entiende desde la imagen generada. Desde el mensaje implicitado: El DiR como un ente capaz de dar pie a un capítulo de Black Mirror; visitar pisos ajenos que son potenciales viviendas como Josef K va al juzgado.
4. Anecdotario de Barcelona (Comanegra, 2016)
El libro es una joya. Una joya fruto del trabajo de Roser Mesa, historiadora del arte, y de Pep Brocal, ilustrador. Y sobre Pep Brocal, precisamente, reposa la clave que nos hace hablar del libro en términos de metal precioso: las ilustraciones son maravillosas. El texto, por otro lado, tiene un cariz más periodístico: titular, subtítulo, entradilla y cuerpo.
En total son 30 historias que abren la puerta a una historia oculta de Barcelona contada de forma no canónica y apoyándose sobre todo en personajes. Himmler buscando el Santo Grial en Montserrat, Frida Kahlo y Josep Bartolí, Nicomedes Méndez inventando el garrote vil o Keith Haring visitando la ciudad.
Allí donde el mito y la realidad se entremezclan, se confunden y se separan, han arrojado luz Roser Mesa, Pep Brocal y Comanegra, dando resultado a una (insistimos) joya literaria local.
5. Barcelona. Fotos Prohibidas (La Fabrica Editorial, 2018)
Antes de que sucumbiera ante el bando sublevado durante la Guerra Civil; antes de que cientos de madres se echaran a sus calles para evitar, en vano, que sus hijos se fueran a una guerra; antes, también, de apostar a caballo perdedor en la Guerra de Sucesión. Antes de todo eso, probablemente mucho antes, a Barcelona se le asignó una profecía.
Quizás fue durante su fundación cuando, en el ADN (o lo que es lo mismo, en el destino) de Barcelona un oráculo dictaminó cuál sería el resultado de toda contienda: la derrota.
Esta pequeña reflexión viene a colación de Barcelona. Fotos Prohibidas, el libro que ha publicado La Fabrica Editorial en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona. En él se crea una historia de la Barcelona prohibida (¿no es lo mismo que derrotada?) a partir de imágenes.
6. Lectura Fácil (Anagrama, 2018)
Cristina Morales es un agujero negro de atención. Lo es cuando habla y lo es cuando escribe. Lo es en Terroristas Modernos, donde cuenta la “conspiración del triángulo”, un levantamiento frustrado contra Fernando VII. Y lo es, claro, en Lectura fácil (Anagrama, 2018), su último libro, el que le ha servido para ganar el Premio Herralde de Novela.
Lectura fácil cuenta la historia de Nati, Patri, Marga y Àngels. Todas ellas son parientas, comparten un piso tutelado en la Barceloneta y tienen distintos grados de lo que las administraciones públicas y privadas consideran “discapacidad intelectual”.
La lectura de Lectura fácil me lleva a pensar en una cosa que decía Roberto Bolaño. Algo así como que después de Sobre héroes y tumbas y de La invención de Morel, no se puede escribir una novela convencional. Y Morales, como dándole la razón a otro Premio Herralde, se ha saltado todas las normas (a una discapacitada le ha puesto la voz de catedrática, ha introducido un fanzine rabiosamente político dentro de la novela, ha puesto patas arriba el mundo de las letras) y ha creado un monstruo.
7. La Noche Fenomenal (Anagrama, 2019)
En Barcelona están pasando cosas muy raras, rarísimas. Se han abierto portales espacio temporales que te llevan a otros universos. La gente se transforma en Walt Disney, en Santiago Carrillo, en Starsky, en Hutch. Una anciana casi viuda convive con un canguro en un piso de la zona alta de Barcelona. Y las únicas personas que pueden solucionar este desaguisado son un grupo versado en las pseudociencias que lleva un programa tipo Cuarto Milenio y que se emite a nivel local. Ese es, grosso modo, el panorama que ha dibujado Javier Pérez Andújar en su última novela: La noche fenomenal (Anagrama, 2019).
¿Cabe alguna posibilidad de retratar o explicar Barcelona en 2019 pasando por encima de la turistificación, del procés, de las VTC y de los movimientos urbanos de rara casuística y composición como el trap? Cabe, cabe. Y no es necesario el triple tirabuzón ni la falsa equidistancia. Javier Pérez Andújar lo ha conseguido.
8. La Noche en que los Beatles llegaron a Barcelona (Piel de Zapa, 2018)
Cuando mi abuelo enfermó del cáncer que acabaría por matarle, era 2007 o 2008. La duda sobre la fecha viene dada de que la única referencia temporal que conservo de aquella época está vinculada a la anécdota de la que me valgo para empezar el texto. La referencia es el “Yes We Can” y la anécdota, brevísima, es la siguiente.
—Abuelo, ¿tú quién prefieres que gane las elecciones en Estados Unidos?
—¿Tú te crees que estando como estoy me importa una mierda quién vaya a ganar?
Rescato este recuerdo porque pienso en el concierto de los Beatles en Barcelona (3 de julio de 1965) de una forma muy parecida. Qué mierda importa que gane Obama o McCain si mañana tienes sesión de quimioterapia. Qué mierda me importa que esté John Lennon sobre el escenario de la Monumental si hay policías en el sótano de la comisaría de Via Laietana repartiendo hostias injustificadamente.
Esa premisa me la habría inoculado o la habría defendido Alfons Cervera en La Noche en que los Beatles llegaron a Barcelona (Piel de Zapa, 2018).
9. Carvalho. Problemas de identidad (Planeta, 2019)
Carlos Zanón acaba de publicar Carvalho. Problemas de identidad (Planeta, 2019). Y el libro es una suerte de remake –no es un remake– de la saga de novelas y relatos que Vázquez Montalbán escribiera con Pepe Carvalho como protagonista. Más que un remake, entonces, es la recuperación de un personaje ajeno en beneficio de una trama propia. De una trama propia y de un nuevo contexto y de un nuevo entorno.
Una adaptación, la mencionada, que no puede ser catalogada todavía como tendencia o forma de trabajo, pero como a veces el periodista cultural tiene que jugar a ser pitoniso, diré que este tipo de ficciones se pueden asentar de aquí a unos años. La nostalgia, el ciclo del eterno retorno, Antonio Orejudo con Los Cinco y Yo, Disney con todas las adaptaciones de sus viejas películas y Zanón con su Carvalho.
10. Apolo. 75 años sin parar de bailar (Comanegra, 2018)
Como perder la virginidad o como el recuerdo de la primera impresión que te da una persona (a la postre importante) en una primera toma de contacto, así se puede definir la primera visita a la Apolo.Una experiencia catártica y casi lisérgica que actúa como puerta de abandono de la infancia. Y lo hace mucho más eficazmente que una primera regla, que un primer botellón o que un primer sueldo.
Cruzar el número 113 del Carrer Nou de la Rambla: ese es el Delorean emocional que todo barcelonés ha cogido, sí. Pero no siempre fue así. No fue así cuando Paral·lel no se llamaba Paral·lel y era el Broadway barcelonés. Cuando la prensa internacional la reconocía como la West End condal, el Montmartre barcelonés, la Broadway catalana. Teatros, cabarés, salas de espectáculos y parques de atracciones copaban los cientos de metros de esta calle.
11. Aquí solo regalan perejil de Luis Luna Maldonado (Alfaguara, 2019)
Está feo empezar a hablar de un libro ajeno contando una anécdota propia. Pero como en crítica cultural no hay nada escrito, ahí va: cuando tenía 17 años y fui a Marruecos, no entendí nada. Primero, un grito incomprensible y decenas de personas corriendo hacia donde se había producido el grito –era porque la selección marroquí había metido un gol, supe más tarde–. Luego, un fulano que hace como que se tropieza e intenta robarle la cartera a un amigo. Mirar a la derecha y ver a un tipo apretándose una ralla de farlopa en el interior de un local. Todo esto pasó en un minuto y medio.
Traigo esto a colación porque Abilio, el protagonista de Aquí solo regalan perejil (Alfaguara, 2019), llega a Barcelona en unas condiciones de estupor relativamente parecidas. Imagínate: 11 de septiembre de 2001. Plena diada y pleno caos. Abilio llega Barcelona sin más compañía que una maleta mientras, como diría aquel, Occidente se tambalea.
Abilio, valga la presentación, es un tipo bastante odioso. Es un joven contrabandista colombiano que no se cuestiona la moralidad de sus actos y que no concibe la posibilidad de aprender de las experiencias; un tipo cuyas relaciones se fraguan en el clima del interés y del cinismo y casi casi de la sociopatía. Abilio, mientras vive en Colombia, solo tiene un objetivo: vivir en Europa. Y mientras vive en Europa, solo tiene un objetivo: sobrevivir. No es desacertado, a tenor de lo dicho y de lo leído, compararlo con el Onofre Bouvila de Eduardo Mendoza.
12. Barcelona – Buenos Aires (once mil kilómetros) de Varios Autores (Trampa Editorial, 2019)
Barcelona – Buenos Aires (once mil kilómetros) es un libro de relatos que recoge historias inéditas de 22 autores y autoras de uno y otro lado del océano. El motivo de la unión es la tradición literaria que une a ambas ciudades. La geografía literaria –este sintagma lo usa Juan Pablo Villalobos en la contraportada– de ambas ciudades es casi legendaria: la mejor literatura hispana del último siglo se desarrolla aquí o allí.
El leit motiv de todos los relatos son Barcelona o Buenos Aires o Barcelona y Buenos Aires. Si bien es cierto (y esto se agradece) que no todos los relatos son una forma de literatura del espacio. O sea, no es una reflexión pesada y recalcitrante sobre la ciudad. La cuestión de la(s) metrópolis pasa tangencialmente por muchas de las historias.
Es de elogiar que el retrato de Barcelona no sea monocorde y unidimensional; que no sea el que se ha instalado en los medios de comunicación y en algunas novedades editoriales desde ¿2015? a esta parte. Hablo de la monserga de la “Barcelona actual”, como si solo fuera posible una Barcelona: como si no hubiera vida más allá de la turismofobia. Como si Barcelona empezase en plaça Catalunya y acabara en la estatua de Colón.