Los peatones cada vez cobran más protagonismo en las calles de Barcelona. La ciudad sigue caminando hacia su futuro verde y los coches han comenzado a quedar relegados a un segundo plano. Ello ha quedado patente en proyectos como ‘superilla’ del Eixample, que transformará cuatro grandes calles de l’Eixample para hacerlas más peatonales a partir de los primeros meses de 2023. Ahora le ha llegado el turno también al centro de la ciudad, que presenciará próximamente la transformación de la calle Pelai y de la Rambla.
La segunda fase de la calle Pelai
La primera transformación será la de la calle Pelai, cuyas obras dieron comienzo ayer, día 23 de mayo. Los trabajos se prolongarán durante dos meses y medio con el objetivo de ampliar la acera de la vía en su confluencia con la calle Balmes. La movilidad se verá afectada por la ocupación de varios carriles. Otra de las novedades será la incorporación de un nuevo paso de peatones y la reubicación y ampliación de los actuales. Será preciso también reordenar los carriles de circulación y ajustar los semáforos y las farolas.
Esta reforma constituye la segunda fase del proyecto para la nueva configuración de la calle, con la que los coches pierden presencia en favor de los peatones. Se sumará por lo tanto a la ampliación de la acera del lado de mar, ahora de 9 metros, que tuvo lugar el pasado 2021.
La transformación de la Rambla
Por otro lado, recientemente se ha anunciado que la reforma integral que vivirá la Rambla comenzará en el último trimestre de este 2022. Se prevé que las obras, que culminarán en plaza Catalunya, se acometan de forma progresiva, prolongándose hasta el 2028. Quedarán, por lo tanto, en manos de los siguientes gobiernos municipales, con un presupuesto que asciende a 44,56 millones de euros.
El primer tramo que será reformado es el que abarca desde la zona de Colón, que quedará mejor integrada en el paseo, hasta Santa Madrona. Tal y como adelantaba Jordi Rabassa, el regidor de Ciutat Vella, el objetivo del proyecto es “devolverle la Rambla a la ciudadanía.”
Para ello, el que es probablemente el paseo más icónico de Barcelona contará con un solo carril de circulación por sentido, de 3,5 metros de ancho, que se reservará para el tránsito de vehículos de servicios, aquellos con acceso a los aparcamientos del ámbito, buses y bicicletas. También se ensancharán las aceras, que serán de mínimo 3 metros, para ampliar el espacio de paseo y se reordenarán los comercios de flores y prensa. Además, aunque impopular entre los pajareros, se retirarán las once antiguas pajarerías.