Las obras de remodelación de la Via Laietana, en pleno centro de Barcelona, han dejado al descubierto un resto arqueológico inesperado. O no tanto. Allí donde estaba la antigua Barcino romana han aparecido unos restos que revelan toda la historia que se esconde a pocos metros bajo nuestros pies.
El levantamiento de la calzada para la remodelación de la avenida ha dejado al descubierto una tumba de la época romana, del s.V, con un cuerpo en su interior en muy buen estado de conservación. Los trabajos, supervisados pro la arqueóloga Julia Benet, han descubierto el esqueleto de un hombre de edad adulta bien conservado con un fragmento de moneda en la boca, una tradición propia de las civilizaciones griegas y romanas.
El hallazgo se ha efectuado en la plaza Antoni Maura, a la altura donde la Via Laietana se encuentra con la plaza de la Catedral. El cuerpo ya ha sido exhumado y ha sido trasladado a laboratorio, donde se analizará en profundidad para determinar una posible causa de la muerte.
Este entierro se produjo, como era norma en la época, fuera de las murallas de la ciudad (de hecho, muy cerca de ellas, ya que existen restos de las mismas en la misma Plaça Nova y en la calle Berenguer, a pocos metros). La tradición romana construía sus tumbas en torno a las Vías de acceso a la ciudad. Prueba de ello son restos como la Via Sepulcral Romana de de Plaza Vila de Madrid o la necrópolis que se encontró a pocos metros del reciente hallazgo cuando se construyó el nuevo mercado de Santa Caterina.