
El verano de Barcelona es sinónimo de buscar agua y refresco como sea, ya sea en la playa de la Barceloneta o ya sea en alguna escapada. Por eso, nada como encontrar un sitio como el que te contamos hoy, un lugar que parece sacado de un sueño, donde la foto muestra un antiguo puente medieval, un río de aguas cristalinas y unas pozas naturales perfectas para refrescarse lejos del bullicio.
Hablamos del Pont de Pedret, en el municipio de Cercs, un rincón del Berguedà que se ha convertido en una de las escapadas veraniegas más especiales (y fotogénicas) del interior catalán.
Pozas de agua turquesa bajo un puente medieval
El protagonista absoluto es el río Llobregat, que en este tramo forma piscinas naturales de un color azul verdoso que parece casi irreal y un entorno que transmite paz.
Pero el otro protagonista es el Pont de Pedret, un puente que data de entre los siglos XIII y XV y que fue construido sobre restos aún más antiguos. Las pozas manan bajo sus arcos asimétricos, convirtiendo el paisaje en una postal perfecta de historia, naturaleza (y baño).
Si te animas a explorar un poco más, puedes subir hasta la iglesia de Sant Quirze de Pedret, situada en lo alto de una colina cercana. Es una construcción prerrománica restaurada recientemente que guarda murales e historia por los cuatro costados.
Cómo llegar al Pont de Pedret
Desde Barcelona, la forma más directa de llegar es por la C-16 dirección Berga. Una vez allí, solo tienes que seguir las señales hacia Pedret y aparcar cerca del puente. Desde el aparcamiento, hay un breve camino a pie que te lleva directamente a las pozas.
Otra opción más aventurera (y muy recomendable) es llegar a pie o en bici por la Vía Verde del Llobregat, que parte de Cal Rosal. El camino atraviesa antiguos tramos ferroviarios y bordea el río, convirtiendo el trayecto en parte de la experiencia. Es apto para todas las edades y niveles, ideal para ir en familia, en pareja o con amigos.