Barcelona se llena hoy en día, por Halloween, de iniciativas que celebran la fiesta estadounidense con un despliegue impresionante. Desde el parque del horror más grande de Europa hasta terrazas de hoteles que organizan sesiones de DJ de miedo.
Pero hay otro Halloween en la ciudad, uno más pequeño y desconocido, uno que organizan un grupo de barceloneses con sus propias manos y que, como toda fiesta popular, es de los vecinos y para los vecinos, es accesible y nace en los márgenes, lejos de los focos del centro de la ciudad. Hablamos del Túnel del Terror de Trinitat Vella, el pasaje del miedo más desconocido de Barcelona.
El terror de los vecinos
Conocemos los disfraces de las fiestas de Gracia o de Sants, pero no todo el mundo sabía que en Trinitat Vella, ese barrio que suele quedar fuera del radar de eventos de la ciudad, más de 80 vecinos y vecinas llevan meses trabajando para poner en marcha un túnel del terror que tiene más de mil metros cuadrados y 14 espacios distintos.
El pasaje de este año está ambientado en una casa indiana modernista de los años 20 de una Barcelona que vive una epidemia de peste bubónica y funciona como el Hotel Kruger del Tibidado. Las personas entran por grupos en el túnel, y pasan por diferentes espacios donde los actores irán interpretando papeles terroríficos.
El túnel lo han construido los vecinos y vecinas de Trinitat Vella, en una iniciativa cumple 10 años y ha ido creciendo, de unos inicios más humildes a un espectáculo que en su última edición de 2019, antes de la pandemia, atrajo a 1400 visitantes.
El pasaje funciona solo durante un día, el 28 de octubre, por lo que, para acceder a el hay que darse prisa y acercarse al centro cívico a las 18h, cuando se empezarán a repartir tiquets para el espectáculo, que empieza las 19h, y se alarga, en la medida de lo posible, hasta que todo el mundo haya podido acceder.
La entrada es gratuita, pero se pide una aportación voluntario de alimentos no perecederos que irán a parar a entidades de Trinitat Vella y Nova. En definitiva, una túnel del terror desconocido, una iniciativa redonda y un movimiento vecinal que demuestra que los buenos secretos de Barcelona a menudo se cuecen lejos de su centro.