
Viajar debería servirnos para ampliar horizontes y probar cosas nuevas; se supone que por eso salimos de nuestro entorno. Lejos de eso, en vez de innovar, preferimos buscar sucedáneos de lo que tenemos cerca de casa. Muchos turistas se limitan al pa amb tomàquet y la Estrella Damm y se vuelven a sus ciudades sin haber catado los verdaderos platos típicos de Barcelona ¿Sabéis cuáles son, verdad?
Pa amb tomàquet
Empezamos por el clásico de los clásicos, lo sabemos. De entrada, lo primero: ni pantumaca, ni pantomaquet ni nada raro. Pa amb tomàquet. En segundo lugar, el tomate se restriega, no se tritura. Y a partir de aquí, los lujos. Si puede, tomate de untar, de los pequeñitos y jugosos. Si puede ser, un buen pan de pagés tostado o una coca de vidre crujiente. Si puede ser, aceite de oliva del bueno. Y si quieres, un dientazo de ajo restregado para subirle el umami a todo. Quizás, el mejor invento de Catalunya.
Por cierto, aquí te dejamos una lista de todo lo que NO hay que hacer.
Canelons de Sant Esteve
Realmente, su origen es italiano pero nosotros acostumbramos a comerlos el día de Sant Esteve para rescatar las sobras de la carne de la carn d’olla. Lo suyo es tirarse toda la mañana en la cocina haciéndolos, ya que la tradición dice que han de ser de carne y caseros. Buen de bechamel y a disfrutarlos el 26 de diciembre o todo el resto del año.
Aquí te dejamos una lista de donde puedes probarlos en Barcelona.
Calamares a la romana
Es el típico plato que acompañas de una paella tras una intensa mañana en la playa. Lo mejor es tomarlos con el mar de fondo y eso, sí, respetando los purismos. Los calamares a la romana no van rebozados en harina, si no en esa mezcla de agua y harina (con cerveza o bicarbonato, para que inflen) que les da ese rebozado crujiente y esponjoso a la vez. Rechaza imitaciones.
Si quieres, mírate estos chiringuitos playeros auténticos de la ciudad para darte un lujo el fin de semana.
Crema catalana
Que sí, sabemos que no hay mejor crema que la de la yaya pero no queda bien aprovecharte de sus capacidades culinarias día sí, día también. Se toma con canela y “cremada” y no, no es lo mismo que la creme brulee francesa.
Empedrat
Es una ensalada de judías blancas con aceitunas negras, pimiento y bacalao. Plato estrella del verano. Con buenos tomates, buenas judías y un buen aceite y vinagre, gloria.
Escudella de nadal amb galets
El equivalente al cocido madrileño, en catalán. Una maravilla de sopa que lleva carnes de hasta cuatro animales distintos (pollo, ternera, cerdo y cordero) y varias verduras y que se sirve en dos vuelcos. Primero, el caldo con unos galets hervidos en ese caldo.
En segundo lugar, las carnes con las verduras y los garbanzos y, por supuesto, su pilota, emblema y enseña de este plato. La amamos, así que te dejamos una listita de donde comer este must de la navidad catalana.
Bikini
Vale, sí: es un sándwich con jamón dulce y queso fundido. Pero qué belleza. Como con el pan con tomate, Catalunya ha hecho de la sencillez virtud y ha convertidolo que en Madrid llaman mixto en una seña de identidad propia irreversiblemente barcelonesa. El origen del nombre en términos de etimología popular reposa sobre una sala de baile barcelonesa: la Sala Bikini.
Aquí es tan popular que hasta hay un sitio que solo sirve bikinis y, por supuesto, nuestra selección de los mejores sitios donde lo preparan en barna.
Fránkfurt
Como los canelones, esta herencia alemana ha triunfado en Catalunya. Comida callejera por excelencia, pocas cosas más catalanas que bajarse al centro de Barcelona y almorzar un frankfurt en el Can Conesa (o su Galia, el frankfurt Sant Jaume) y disfrutarse el paseo empapado de sabor a salchcicha y ketchup. El lujo sencillo.
Escalivada
Lo más probable es que en tu infancia la detestases, pero ¿a qué niño de diez años le gustan el pimiento, la berenjena o la cebolla? (Bueno, el tomate es el único que se salva). Parece un plato muy sencillo y lo es y, de nuevo, qué maravilla. Verduras asados, chorrazo de aceite de oliva y poco más que ponerlo sobre un pa amb tomàquet y coronarlo, si quieres, con una anchoa. Absolutamente espectacular.
Cap i Pota

Ferran Lozano Cusi
La cocina del xup-xup no puede faltar en esta lista, y la de la casquería tampoco. Ambos están resumidos en este platazo, un guiso hecho, literalmente, con la pata y la cabeza de la vaca, partes menos nobles pero llenas de una gelatina maravillosa que, bien cocinada, provoca lo que tiene que provocar un plato así: que los labios se queden pegados entre sí después de comerlos. Si le añadimos una buena salsa y un toque picante, ya tenemos un clásico de la cocina catalana que no clavan en muchos sitios.
Peus de porc
Junto al cap i pota, la otra gran estrella de la cocina de menuts y de guiso catalana. También llamados peus de ministre (o de bisbe), son otro ejemplo de como del cerdo se aprovecha todo y de como en Catalunya nos encantan los guisos que tienen por indicador de calidad la gelatina que dejan en nuestros labios. Una auténtica delicia (que también se hace a la brasa) que puede asustar al principio pero que engancha a quien lo prueba.
Calçots amb salsa romesco
El otro gran invento catalán. La reunión social por antonomasia. El medidor de tu estatus social: dime a cuántas calçptades te han invitado y te diré cuántos amigos catalanes tienes. Otra vez, muy fácil: cebolla al fuego vivo y, eso sí, una salsa romescu casera que ahí es donde se distingue a los cocineros con experiencia de los aprendices. A partir de aquí, música, amigos, porró y a disfrutar de la vida. Están collonuts.
Butifarra amb mongetes
No, tampoco es un plato adecuado para una cita, sobre todo por las flatulencias que acompañan a las mongetes. Aunque bueno, mejor fuera que dentro, ¿no? Uno de los mejores y más clásicos esmorzars de forquilla.