Caminar por determinadas zonas de Barcelona puede convertirse en una misión imposible para muchos barceloneses: Riadas y grupos de turistas a pie o en bicicleta son el pan de cada día de los barrios más afectados por el turismo masivo, lo cual ha obligado al Ajuntament a tomar medidas como ,la regulación de grandes grupos en determinados puntos de la ciudad
Durante la pandemia pudimos ver imágenes insólitas en la ciudad, niñxs y vecinxs pudieron jugar y disfrutar de lugares emblemáticos como la Plaça de la Catedral sin las aglomeraciones habituales. Sin embargo, el año pasado todo volvió a la normalidad a la que Barcelona está acostumbrada, y Catalunya recibió 15 millones de turistas, el doble de su población.
Lxs vecinxs de los barrios más afectados, como Vallcarca, por su proximidad al Parc Güell, aseguran que la situación es insostenible y durante esta Semana Santa han llevado acciones reivindicativas para protestar contra esta situación.
Para hacerlo, se han pintado distintas paredes del barrio con indicaciones falsas sobre la ubicación del parque para redirigir a los turistas en otra dirección.
El Ajuntament ya ha borrado muchas de ellas, sin embargo, las paredes de estos barrios muestran constantemente la tensión existente entre la vida de los vecinos y el turismo masivo, a través de carteles, pancartas o pintadas, que reaparecen siempre que el Ajuntament las quita.
Además, la semana pasada leíamos la noticia del desalojo de los Búnkers del Carmel, dónde se celebraban fiestas masivas para turistas al atardecer que causaban grandes molestias a lxs vecinxs.
Por esta razón, el pasado 24 de marzo, más de un centenar de vecinxs del Turó de la Rovira y el Carmel se manifestaron contra lo que llamaron «violencia turística».
Puesto que la presión turística es cada vez más fuerte en Barcelona, el Ajuntament ha iniciado un plan para descongestionar las zonas más masificadas e impulsar nuevos atractivos para descentralizar el turismo.