Ya hemos llegado a ese punto. El crecimiento debocado del mercado de la vivienda en Barcelona se acelera sin freno y ha llegado, en apenas cuatro años, a un punto impensable hace no tanto: alquilar una habitación en 2024 cuesta lo mismo que el alquiler de un piso entero antes de pandemia.
Es lo que se extrae de un estudio del portal inmobiliario Fotocasa, que muestra que, en promedio, el alquiler de una habitación vale 582 euros al mes, frente a los 450 que valía un piso de 40 m2 en 2014, o los 564€ que podía costar en 2019 teniendo en cuenta el precio por m2 promedio aproximado por aquel entonces, unos 14,1€.
Según el informe, con este ritmo de aumento compartir piso dejará de ser una opción asequible para los barceloneses y, además, la ciudad empezará a incumplir la recomendación de los organismos internacionales, que hablan de no destinar más del 30% del presupuesto a la vivienda.
Si esto se sobrepasa, llegaremos al punto en que no habrá manera de cumplir la recomendación europea ya que, según este mismo informe explica «es relevante recordar que el salario dedicado a alquilar una vivienda entera en España es del 43%, por lo que ha dejado de ser asequible desde hace al menos siete años”.
Catalunya, la comunidad más cara del país para alquilar habitación
En Cataluña, una de las comunidades que destina el mayor porcentaje de su sueldo al pago del alquiler de una habitación, se ha pasado de destinar el 25% del sueldo bruto en 2022 al 27% en 2023, según el estudio de InfoJobs y Fotocasa.
Si analizamos al detalle Cataluña, vemos que el precio de las habitaciones en alquiler cerró 2023 con un incremento anual de 5,9% y situó el precio de diciembre en 582 euros/mes.
Esto supone que, teniendo en cuenta el salario bruto medio en Cataluña registrado por InfoJobs, que en 2023 era de 26.263 euros (2.189 euros brutos mensuales si lo dividimos en 12 pagas); los catalanes tienen que destinar el 27% de su sueldo bruto al pago de una habitación.
El alquiler turístico, causa principal de esta subida
Este incremento del precio se achaca, en buena parte, al alquiler temporal de pisos dedicado a turistas y expats. Aunque hace poco se propuso un decreto que limitara este alquiler, el Parlament rechazó esta ley gracias a la abstención del PSC y los votos en contra de Junts, ya con los socialistas en el gobierno de Barcelona y Catalunya. Pocos días después del rechazo a esta ley, el parque de pisos de alquiler subió, de golpe, un 30%.
Hace poco, el ayuntamiento de Jaume Collboni lanzaba un plan para «gestionar la masificación turística», que no propone medidas para reducir el turismo o abordar el tema de la vivienda, por lo que, en estos momentos, no hay medidas activas desde la política para poner freno a la precarización de la vivienda en la ciudad.