Del cierre del Brusi ya te hablamos en su momento, dolidos como estábamos por la desaparición de uno de los bares históricos del Gótico. En una ciudad normal que no estuviera ultraturistificada y que cuidara su patrimonio, el Brusi, un bar setentero donde la dueña cocinaba a diario, no sería una rareza tan preciada, pero en la Barcelona del turismo permanente el bar se convirtió en una reliquia de un barrio Gótico donde la historia se guarda para las ruinas romanas porque los comercios que no están dedicados al extranjero mueren todos uno detrás de otro.
El Brusi no ha sido la excepción pero parece que ahora revivirá, al menos momentáneamente, en forma de museo. El Museu d’Història de la Ciutat (MUHBA) ha recuperado parte del mobiliario del bar y ahora quiere reabrirlo… como exposición.
¿Cómo se convierte un bar en un museo?
Será en el Museu del Treball que aún está en desarrollo y que se montará en la Fàbrica de Creació Fabra i Coats. El museo quiere ser una muestra permanente que se inagure a final de año, y que sirva para ejemplificar el comercio histórico de Barcelona.
Será ahí donde el Brusi tenga un espacio, recreado casi de manera exacta gracias a la selección que han hecho los operarios del mobiliario: desde platos y cubiertos meas y sillas hasta la campana extractora, la cafetera, un parte de la barra y el cartel de la entrada.
La Fabra i Coats es uno de los 19 espacios que el MUHBA tiene por la ciudad, y dispone de 1.700 m2 de espacio expositivo de los cuales una parte irá a parar al nuevo Museu del Treball.