Alegría… pero no euforia. Este es el resumen de lo que uno puede sentir cuando mira el estado de los embalses y las cuencas que abastecen de agua a Catalunya tras las lluvias vividas en las últimas semanas. Los embalses, en situación crítica a finales de marzo, han recuperado algo de color y, aunque la situación sigue sin ser buena, las fotos dejan un panorama algo más halgüeño que hace no tanto.
¿En qué estado se encuentran los embalses?
Gracias a las últimas lluvias los embalses han superado la cifra del 26% de la capacidad y acumulan más de 178 hm³. Estas cifras, que no se veían desde principios de agosto del año pasado, subirán más en los próximos días. Aunque buena parte del agua de las lluvias ya está recogida en los embalses falta aún falta por recoger el agua de los deshielos, que se beneficiará de las importantes nevadas que ha habido en los Pirineos y, también, de las lluvias que las previsiones dicen que aún faltan por caer.
Después de haber tocado fondo en marzo al llegar a un 14,41% de su capacidad, actualmente, las cuencas del Ter y el Llobregat, que abastencen a 6 millones de personas, rozan el 27% (estaban al 18,14% de reservas antes del episodio de lluvias) gracias, en parte, a días como el del 29 de abril, el día más lluvioso en el conjunto de Catalunya desde el 23 de noviembre del 2021.
El caso más llamativo es el del embalse de Sau, a un 2,2% de su capacidad antes de las lluvias y que ahora, recupera, poco a poco, su aspecto habitual (aunque la iglesia sigue siendo accesible a pie).
¿Saldremos del estado de emergencia?
A pesar de este aumento, la Generalitat todavía no se plantea la posibilidad de pasar de la fase de excepcionalidad a la de alerta ya que se acerca un verano con previsiones de temperaturas récord, por lo que es de esperar que las cuencas vuelvan a bajar sus niveles de agua ya que, como recordaba la portavoz del govern Patricia Plaja, la sequía «aún no ha terminado».
A día de hoy los embalses de los ríos Ter y Llobregat acumulan más de 165 hectómetros cúbicos, el umbral a partir del cual, según el Plan Especial de Sequía permite decretar la salida de la excepcionalidad, la luz ámbar del semáforo (la fase previa a la alerta).
Y aunque hace unas semanas la Generalitat de Cataluña levantaba la fase de emergencia por sequía en el sistema Ter-Llobregat y suavizaba algunas restricciones, no parece que el paso siguiente vaya a llegar a corto plazo. Con el levantamiento de la fase de emergencia, los municipios afectados pasaron al escenario de excepcionalidad, lo que implica restricciones más flexibles, aunque se mantuvieron algunas medidas como la prohibición de regar el césped de jardines públicos y privados con agua potable. Pasando al estado de alerta estas restricciones se aliviarían aún más.