Barcelona ha vivido el verano más caluroso de su vida y, como se dice por ahí, el más frío del resto de su vida. El calentamiento global ha aterrizado con contundencia en la ciudad y ha disparado las temperaturas durante un verano que ha vivido hasta cuatro olas de calor y que nos ha dejado las noches más calurosas de la historia de la ciudad, con temperatras que han llegado, prácticamente, hasta los 30 grados.
Cualquiera que haya estado en la ciudad estos meses sabe que huir del calor es cada vez más difícil, y que ni el agua de mar es solución para ello. Pero ahora un estudio del grupo de climatología de la Universitat de Barcelona (UB) señala cuáles son los puntos de la ciudad más calientes, los que tienes que evitar sí o sí si quieres esquivar, mal que bien el calor barcelonés.
Se trata de la Plaça Universitat, donde la temperatura sube hasta 15º más que en el resto de la ciudad a causa de la «isla de calor», un fenómeno por el cual en un punto de la trama urbana el calor se dispara en comparación con la periferia debida a factores como la falta de ventilación o el volumen de personas y vehículos concentrados en poco espacio.
En el modelo del estudio se asegura que «en más del 90% de las noches estudiadas la temperatura de Barcelona es más elevada que en la periferia», con diferencias que han lllegado a alcanzar los 11 grados respecto al punto más frío de la ciudad, el Revolt de les Monges de Collserola.
El estudio, que se realiza en el área que va de Castelldefels hasta Montgat, arroja otras conclusiones, como la importancia de los parques urbanos, que ayudan a disminuir en más de 2 ºC la temperatura a su alrededor en una zona de hasta un centenar de metros o el empeoramiento de los datos, que hacen que hayamos pasado, en estos treinta años, de ver el efecto como una anécdota a verlo como un riesgo para la salud y con una repercusión directa en el gasto energético».