Plaza Cataluña es un lugar extraño. El centro absoluto de la ciudad es tan apabullante que parece imposible que esconda algún secreto. Una plaza es, por definición, un espacio vacío, y la de Cataluña es además, por lo que sea, un lugar más de paso que de estancia, un sitio en el que no apetece mucho quedarse y que ejerce más de foco irradiador de viandantes hacia sus alrededores que como refugio de paz en la vorágine del centro de la ciudad. En Plaza Cataluña se queda para ir a otro lado, pero a Plaza Cataluña nunca se va.
Si a eso le sumamos que las atracciones que se acumulan alrededor de la plaza son tan obvias -Gaudí, La Rambla…- y sus afluentes tan rotundos -Paseo de Gracia, Portal del Ángel…- las opciones se agotan. En una plaza donde dos de los cuatro costados son centros comerciales, ¿hay algo que hacer aparte de ir de shopping?
Nosotros creemos que sí, y hemos escrito este artículo para demostrar que, bajo las capas de obviedad de la Plaza Cataluña, en un radio de menos dos calles de distancia, todavía hay muchos secretos que merecen ser contados, y que nos pueden rescatar de las garras del torbellino del kilómetro cero de la ciudad. Te los dejamos en esta lista esperando que pienses en nosotros cuando estés descansando en alguno de ellos.
Comer en el Rincón Leonés y Bar APZ, los guardianes del menú de mediodía
Empezamos con una sorpresa auténtica. ¿Quedan lugares buenos, bonitos y baratos en la zona cero de Barcelona? Sí, señor. Aunque parezca mentira, hay un mundo más allá del Starbucks y el Five Guys cuyos custodios son estos dos locales que sirven menús de los de antes, a precio de los de antes y escritos con tiza blanca sobre pizarra.
De camino a Urquinaona, el Rincón Leonés y el bar APZ sirven, por apenas 12 euros, gazpachos, tortillas caseras, caracoles, torrijas y, en general, raciones de una realidad desaparecida en estos lares, donde hoy es más importante un local bonito que un plato de comida casera. Así que, si lo que quieres es alimentar el alma y no el insta, ya sabes a dónde tienes que ir.
📍 Rincon Leonés. C/Fontanella, 19.
📍 Bar APZ. C/ d’Estruc, 32.
Viajar en el tiempo en la Iglesia Santa Ana, la Plaza Cataluña de hace mil años
Existe un extraño rincón de paz al lado de la plaza, al que muchos habrán llegado por casualidad, o porque alguien les dijo «mira, conozco un sitio». Al lado del Hard Rock se abre un callejón que parece un túnel del tiempo, un paso al andén 9 y 3/4 que nos lleva del caos de Plaza Cataluña a la paz de un monasterio con casi mil años de antigüedad.
Es el monasterio de Santa Anna, un vestigio románico que ha quedado escondido entre las calles más comerciales de la ciudad, una joya de iglesia que es un Bien de Interés Nacional con un claustro que nos transporta a otra época. La iglesia está permanentemente abierta a personas sin techo, y funciona como hospital de campaña, razón por la que verás ante ella una escultura, «Jesus Homeless», que simboliza a un cristo durmiendo en un banco de la calle.
📍 Iglesia de Sant Anna. C/ Santa Anna, 29.
Despertarse con Dalston, café del bueno para huir del ice latte machiatto caramelo
Que el tamaño de esta diminuta cafetería no te engañe. Aquí sirven un café de especialidad de primera tostado por ellos mismo, y por supuesto también disponen de bollería y sándwiches. Dalston nació en 2017 y hoy es un punto consolidad y parada imprescindible para amantes del buen café. Entra, disfruta de su aroma y déjate asesorar por sus baristas para que te preparen el café que mejor su ajusta a tu paladar. Porque no todo es café con leche en esta vida.
📍 Carrer de les Ramelleres, 16
Irse de viaje a China probando el hot pot catalán de Sabor Sichuan…
La escudella ha sido, es y será la sopa bandera de Catalunya. Pero los nuevos catalanes traen nuevas tradiciones y recetas, y una de las que más se extiende por la ciudad últimamente gracias a la creciente comunidad china es el Hot Pot, esa modalidad de sopa china en el que una olla humea en medio de la mesa mientras los comensales le añades todo tipo de ingredientes a voluntad.
Los Hot-pot permiten tener más de un caldo en la mesa para probar ingredientes distintos. Fuente: Wikimedia.commons
Si ya eres fanático de ella, o si todavía no la has probado y te genera curiosidad, a unos metros de Plaza Cataluña hay un lugar donde la preparan. Sabor Sichuan, región originaria de esta forma de comer, ofrece distintos tipos de caldos y una cantidad enorme de productos que cocinar en ellos para viajar a la otra punta del mundo sin salir del centro de Barcelona.
📍 Gran Via de le Corts Catalanes, 646
…o comprando los productos para prepararlo en Dong Fang, un auténtico supermercado chino
Abajo las compras de ropa de fast-fashion, arriba las compras que nos llevan a tierras lejanas. Dong Fang (y otros como el)es, como Sabor Sichuan, el resultado de una sociedad que cambia con sus recién llegados. Tanto si conocías ese hot pot como si no, aquí encontrarás todo lo necesario para preparar este plato chino, y unos cuantos más.
Estanterías enteras dedicadas a la salsa de soja, decenas de marcas de gyozas congeladas, tofus mil y baldas donde no entenderás qué estás comprando. Pero de eso va la aventura también. Atrévete a entrar y a coger, al menos, un producto que no conozcas de nada. Pruébalo y ya estarás un poco más cerca de un país tan y tan lejano.
📍 Dong Fang. C/ Balmes, 6, 8.
O cambiar el billete, a irte a Ecuador en El Ñaño Balmes, el restaurante ecuatoriano más famoso de la ciudad
Si en lugar de Asia, eres más de Sudamérica, en Plaza Cataluña también hay un secreto para ti. El Ñaño Bellaterra es un caso de éxito barcelonés, un restaurante ecuatoriano de comida sabrosa y contundente que con un menú de mediodía imbatible (por 15 euros casi pueden comer dos personas) ha conseguido abrir ya dos locales en la ciudad.
Uno de ellos está al lado de Plaza Catauña, y si buscas comida sabrosa y contundente, este es tu lugar. Sus guisos levantan muertos, sus sopas rescatan de cualquier depresión y sus ceviches están tan solicitados que ahora van con suplemente en el menú. En fin, si tienes hambre, no dudes, el Ñaño es apuesta segura.
📍 Ñaño Balmes. C/Balmes, 8.
Huir de todo en los Cines Comedia y pagar solo 5 euros por la entrada
Los Cines Comedia no son ningún secreto, y de hecho ya te hablamos de ellos aquí, pero nunca está de más que a un paso de Plaza Cataluña hay un cine donde las entradas siempre valen 5 euros, y donde la cartelera combina blockbusters con algunas películas algo más independientes.
Por cierto, como ya comentamos, el cine es uno de los lugares de encuentro en los estrenos para lo fans de todo tipo de películas «frikis», desde el Señor de los Anillos a las secuelas de Harry Potter. En esas ocasiones, los asistentes se disfrazan para entrar y corean y gritan durante la película, por lo que el espectáculo pasa a ir mucho más allá de la pantalla.
Hacerse verde en Teresa Carles, uno de los primeros vegetarianos de la ciudad
Ubicado en una de las calles del Raval, a cuatro pasos de la calle Pelai, el Teresa Carles es, seguramente, el primer vegetariano importante de los muchos que ahora han abierto en Barcelona. Su chef, Teresa Carles Borràs, cuenta con más de 35 años de experiencia detrás de los fogones. Aunque sin duda el distintivo de este restaurante es que ofrece una relación calidad-precio muy ajustada.
A mediodía podemos saborear sus menús, elaborados siempre con productos de temporada y mayormente de Km 0. Encontramos, por ejemplo, platos como las espinacas con crema de coco, pasas, piñones, huevo poché y calabaza especiada, o el cannelloni de pollo asado plant-based con queso gouda. En definitiva, un local de referencia que nunca nos cansamos de recomendar.
📍 Jovellanos, 2
Llenarse en La Esquina y decir adiós a la hamburguesa y hola al bocadillo
Se ha convertido en un lugar de referencia de bocadillos y ensaladas de nivel. De esas que tienen sabor, alimentan y te dejan saciado. Una mejora potencial que han experimetando desde su cambio de enfoque y reapertura. Entre sus joyitas destacan el de pulled pork, con costillar ibérico asado 24 horas y acompañado de mayonesa de achiote; el de pastrmi, con cheddar y vegetales encurtidos; o el katsu sando, que versionan con ventresca de atún, salsa La Esquina, mayonesa japo y lechuga romana braseada. Sencillamente, brutal.
También mantienen algunos de los classic: huevos benedict o royal, la tostada de aguacate y el bikini. Este último, otro imprescindible para probar.
📍Bergara, 2
Mirar en el mirador original del centro de Barcelona, en el Corte Inglés
La ciudad ha encontrado un filón y se ha llenado de miradores desde lo que disfrutar de la ciudad. Hay uno en la playa, otro en la Torre de les Glòries y hace poquito abrió uno nuevo justo al lado de Plaza Cataluña, en Urquinaona, en lo que fue el primer rascacielos de la ciudad.
Pero el mirador original, el primero que los barceloneses frecuentaban en el centro de la ciudad era el de la cafetería del Corte Inglés de Plaza Cataluña. Ahí, en la última planta, a un golpe de ascensor (y encima de un edificio desaparecido), hay unas vistas magníficas de la ciudad que se pueden disfrutar con un café en la mano, o simplemente asomándose a los ventanales. Ver el torbellino del centro desde la distancia de este mirador es una de las mejores formas de alejarse de el sin abandonarlo del todo.
Tomar una copa (o dos) en L’Ovella Negra Rambles, la casa de la bebida de toda la vida
Un mítico, tanto casi como la misma plaza que sirve como espoleta de este recopilatorio. Decenas se jóvenes se reúnen en este local cada noche para celebrar con cerveza y sus clásicos bols de palomitas. Cualquier excusa vale. Y si conoces este mítico, conocerás seguro también su otro local de Poblenou, una tasca ubicada en una nave industrial de casi 2.000 m2, una de las más grandes de Europa. Ambiente juvenil, festivo y barato. Imprescindible.