Nuevo descubrimiento arqueológico en la ciudad. Tras los restos humanos romanos de la Via Laietana o la masía aflorada en el Eixample con las obras de la superilla, ahora ha resultado ser la estatua de Colón la que guardaba secretos bajo su pedestal.
El Servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Barcelona ha podido documentar nuevos descubrimientos arqueológicos, gracias a la intervención que se lleva a cabo dentro de las obras de reurbanización de la Rambla que empezaron en octubre de 2022, y que ahora mismo se lleva a cabo en la parte baja de la Rambla y en el entorno de la estatua de Colón.
El convento y la muralla escondidos debajo de Colón
Dentro de esta área, se han localizado, datado y documentado restos del convento de Sant Francesc que estuvo en funcionamiento entre los siglos XIII y XIX. Concretamente, los restos hallados hacen referencia a los jardines o espacios de cultivo, que llegaban hasta la parte baja de las Ramblas, y que posteriormente se integraron en el Semibaluarte de Drassanes de finales del siglo XVIII. También, se ha documentado una antigua noria de piedra que abastecía de agua a los jardines del convento y que fue incorporada dentro del semibaluarte.
En la intervención arqueológica se han detectado restos de una estructura de grandes dimensiones, el Semibaluarte de Astilleros que era una construcción defensiva de la muralla moderna, creada a finales del siglo XVIII y que fue derribada a mediados del siglo XIX (1854).También se han documentado partes como la entrada, el patio y diferentes estancias de los Cuarteles de Astilleros que se construyeron adosadas a las Reales Atarazanas a finales del siglo XVIII.
Previamente, en la excavación se había encontrado el muro de cierre de una de las naves de la Generalidad de las Reales Atarazanas que data del siglo XVII. Además se pudo documentar el colector original de la primera reforma de las Ramblas de finales del siglo XVIII. Por último, se han descubierto viviendas de la época medieval que se han localizado en diferentes ámbitos de las obras, justo en la cara interna de la muralla medieval. Además, se ha documentado una fuente ornamental del siglo XV.
Los restos históricos, un descubrimiento que es «una sorpresa a medias», según el Servicio de Arqueología, datarán y se documentarán, para luego recubrirlos con sablón y tierra para su conservación para que las intervenciones posteriores conozcan la localización y el estado de los restos. Este espacio tiene un alto interés histórico y arqueológico porque formaba parte de la ciudad desde la primera ocupación prehistórica en el extremo montaña de la Rambla.