Hay quienes prefieren la cerveza (en cualquiera de sus posibilidades: caña, jarra, quinto…) y no ven más allá de la eterna rubia, pero hace años que el vermut empezó a ponerse de moda y se ha convertido en el rey, o al menos en el competidor directo de esa franja tan bonita del día que hay después del desayuno y antes de la comida, la hora del vermut, aquella en la que nada es imposible y todo está por hacer.
Encontrar una vermutería en Barcelona o alrededores donde nos sirvan un buen vermut de grifo (o alguna de las grandes marcas de vermouth embotellado que abundan en la tierra) no es una tarea fácil. Hacer el vermut en Barcelona es una religión, y lo fines de semana todos los bares y bodegas se llenan, impidiéndonos distinguir los locales buenos de las simples imitaciones.
Por eso, si eres de los que el lunes se levanta pensando en unas olivas, unas patatas fritas y un vasito de vermú con hielo y una rodaja de naranja, te traemos una lista con los lugares donde te servirán el mejor vermut de Barcelona, para que no aceptes imitaciones y sepas, antes que nadie, a donde dirigirte el domingo por la mañana.
V de Vermut
Este carismático local es un antiguo teatro de los años 20 en Sant Antoni. Conserva la taquilla y una elegante alfombra roja. Puedes disfrutar de sus vermús, pero también de un cóctel personalizado o de un estupendo vermut-tonic, y mezclar lo mejor de ambos mundos. Aparte de este, cócteles de autor (cocktails V, les llaman) y olivas, gildas y otras tapas vermuteras para disfrutar del pack completo.
📍 Carrer de Manso, 1
Morro Fi
Hay personas que saben ver venir las modas. Otras que saben subirse a ellas para surfearlas y otras, pocas, que consiguen liderarlas. Los de Morro Fi forman parte de los tres grupos. Lo que empezó siendo un blog de recomendaciones gastronómicas se ha convertido en uno de los mejores lugares para hacer culto al vermut de Barcelona.
Actualmente cuentan con 4 locales. El primero, en pleno Eixample, al que más cariño le tenemos, es un cuadrado que es como una ventana al vermut desde la calle. Nosotros seguimos prefiriendo luchar hasta su barra para abrir el apetito con un vaso. Eso sí, si no te puedes acercar en Morro Fi te lo pone fácil, en su web venden packs vermuteras que incluyen la bebida, chips, latas de olivas y otras conservas y hasta la salsa Espinaler, para que no te falte de nada en tu vermuteo dominical.
📍Consell de Cent (back on 26th may)
📍Saragossa 66
📍L’illa Diagonal
📍Bonanova 105
La Bodegueta de Ca’l Pep
Pequeña y acogedora, mantiene la misma esencia desde que se abrió en 1927 en un barrio al que le gusta mantener esencias. El vermut es casero y se acompaña, sobre todo, de conservas de calidad y de tapas de pescado. Sitio de barrio que ha superado cualquier expectativa, y es difícil encontrar sitio. Si lo encuentras, eso sí, su vermuteo, su bomba o su cap i pota harán que haya valido la pena.
📍 Canalejas, 12
Quimet i Quimet
No se le puede poner ninguna pega a Quimet. Cerveza de elaboración propia, una carta de vinos para perderse y uno de los mejores vermuts de grifo que nos hemos llevado a la boca. Si a eso le añadimos que sus tapas son todavía mejores…es el lugar ideal para el aperitivo y para quedarse a comer.
Eso sí, aquí la comida no es cualquiera. El Quimet i Quimet es, quizás, el lugar con las mejores conservas de Barcelona, un auténtico templo de la lata en el Poble Sec a donde se sirven tostas que reúnen productos que van de la lata al plato, y que hacen entender que una simple técnica de conservación puede ser un verdadero arte, y que hay mucho cielo por encima de aquellas latas de atún en conserva que tienes en tu casa.
📍 Poeta Cabanyes, 25
Senyor Vermut
Sus 40 variantes de vermut son motivo más que suficiente para pasarse por el Senyor Vermut, al que recomendamos ir cuando no tengáis que trabajar al día siguiente, porque vais a querer probar más de un tipo. Un gran refugio en pleno Eixample donde, ya sea con vermut negro o vermú blanco, encontrarás la forma de convertir tu día en un vermut eterno.
📍 Provença, 85
Espai Vermut
El interior del local es muy pequeño, pero eso también tiene su encanto. Eso sí: cuentan con una terraza que es la gloria y un vermut de la casa que es un reserva de Reus a granel. Un gran lugar para hacer el vermut en una zona poco frecuentada y una plaza desconocida del que te marcas con sabor a olivas en el paladar y la alegría de haber hecho un descubrimiento en la ciudad.
📍 Còrsega, 699
Superclàssic
Descubrir grandes lugares en el Raval puede parecer más fácil de lo que en realidad es, sorbe todo cuando se trata de tomar un vermut en un barrio con pocas plazas donde aplatanarse al sol. El Superclàssic (que ocupa el local del mítico Iposa) es uno de ellos, colocado como ninguno en una plaza detrás del Mercado de la Boqueria, cerca del meollo pero aún algo protegido del turismo.
Aquí se sirve buen vermut casero pero, aparte, también se hacen vermuts macerados que elevan a la bebida a otro nivel, dándole matices nuevos. Además, tapas como la ensaladilla rusa con tartar de atún por encima hacen que la visita valga por sí sola la pena, y si le sumamos una noche calurosa de verano, el combo es imbatible.
📍 Carrer de les Floristes de la Rambla, 14
Bar Bodega Quimet
Tiene todo lo que necesitas: muebles de madera antiguos, barricas de vino y vermut casero en el techo y botellas de vino en las paredes, conservas clásicas y algún platillo cocina e incluso esa falta de espacio que redondea la experiencia. La bodega, abierta en 1954, estuvo a punto de cerrar en 2010, pero dos jóvenes sin experiencia la revivieron, y obraron el milagro. Hoy en día es difícil encontrar sitio en Quimet si no se va con tiempo. Vermut en vaso estrecho y una combinat de conservas con bien de salsa Espinaler te enseñan todo lo que necesitas saber sobre el ritual del vermut.
📍C/ Vic, 23
Varmuteo
Varmuteo es, para nosotros, la quintaesencia de lo que una vermutería contemporánea tiene que ser. ¿Que por qué nos gustó tanto este sitio? Pues porque si una vermutería son vermuts, buenas latas y cercanía, aquí los tres puntos se llevan a su máxima expresión.
Un local minúsculo que es casi solo una barra, como nos gusta, comida de latas pero con elaboraciones hechas a mano, como el escabeche de mejillones casero y una veintena de vermuts con notas de cata para poder aprender por fin sbre nuestra bebida preferida.
📍 C. de Vilamarí, 2, L’Eixamp
Vermuteria del Tano
Como el Quimet, otro de los guardianes de la santa tradición del vermut en el barrio. Situado en los bajos de un edificio que antiguamente fue una masia, esta bodega pertenece hace décadas al Tano (Cayetano) que es el alma carismástica de esta bodega. De nuevo, todo lo que buscamos, una nevera de obra con tapa de madera, barra de las de toda la vida, mesas de mármol, botas y barriles en las paredes… el tiempo parado en aquella época anterior a esta en la que el vermut era norma y las bodegas servían para comprar vino y no solo para tomarlo in situ.
Las estrellas de la comida, como tiene que ser, son las conservas. Olivas o mejillones son los clásicos, pero atreverse con las banderillas o esas rodajas rellenas que no sabes qué son (calamares rellenos), son la manera de adentrarse en esta cápsula del tiempo que es una bodega que, casualidad o no, tiene en sus paredes una exposición de relojes que parecen decir que el tiempo es algo con lo que se puede juguetear.
📍 C/ Joan Blanques, 17
Bodega Bonavista
Aunque la experiencia del vermut suele ser ruidosa, hay otras maneras de afrontarla. A Bodega Bonavista uno entra buscando una bodega, pero encuentra un pequeño templo del vino elegante y delicado, donde todo invita a poner atención en los vinos y en la comida. Una oferta gigante de vinos, por la que los dueños guían con mucho talento, va de la mano de algunos productos seleccionados, conservas, embutidos, quesos… que elevan el momento del vermut a una experiencia gourmet.
📍 C/ Bonavista, 10
Bodega E. Marín
La Bodega E. Marín ha revivido. O ha sobrevivido, no se sabe. Quizás ha sido el poder de sus 106 años de historia o alguna otra fuerza de atracción en la que será difícil creer, pero lo cierto es que esta bodega ha tenido el poder suficiente para ir a buscar unos salvadores al otro lado del Atlántico. El que era hasta hace poco «el bar de la Tere» será, ahora, el bar de Luis y Vanessa, dos peruanos que hasta hace nada vivían en Lima y que por carambola se enamoraron de la bodega y decidieron alquilarla en un arrebato, para mantener ese espíritu que les enamoró. Por lo tanto, nosotros podremos seguir viendo las paredes pobladas de vino, seguir tomando vermut casero y seguir picoteando una carta que han renunciado a cambiar, de momento.
📍 C/ Milà i Fontanals, 72
Xampanyet
Vermut, cava… O las dos cosas. El Xampanyet es un histórico de la ciudad, un garito por el que han pasado generaciones de barceloneses (últimamente, más guiris) y que tiene el aroma de antes. Champán de fabricación propia bien barato, vasos de vermut servidos con desparpajo y bocadillos generosos y ricos. Un buen hueco en el Borne donde revivir Barcelonas pasadas.
📍 C/ de Montcada, 22