Lo pretencioso o lo osado de la afirmación se entiende igual que un mosaico. Las teselas pueden no tener sentido individualmente. Ahora bien, en comunidad, la historia es muy diferente.
Algo así pasa con las calles que conforman este decálogo. Hablamos de calles más importante con la consciencia de que importante es una palabra vaguísima -esa es la trampa-. ¿Importante para qué o para quién? La calle en la que conociste a tu pareja puede ser la calle más importante para ti, pero a otra persona no decirle absolutamente nada.
En este caso, las calles son importantes para la historia de la ciudad: hay calles que fueron populares y concurridas cuando Barcelona estaba amurallada. También hay calles, como Paral·lel, que ostentaron el sobrenombre de Broadway catalán. Luego hay otras como las que fueron importante para el desarrollo del ensanche puesto en marcha por Cerdá. En suma, diez calles, las justo abajo descritas, que -por equis o por y- han sido fundamentales para el desarrollo de la ciudad.
1. Calle Montcada
En vez de otrora casas o bloques de edificios diseñados por Gaudí, palacios. En vez de El Nacional o cualquier otro tipo de construcción orientada desde su concepción a las clases altas, palacetes. En vez de el Paseo de Gràcia en 2018 (y en el siglo XX, realmente), la Calle Montcada. La calle (¿el cortijo?) de los ricos barceloneses desde el Siglo XIV y el Siglo XVIII.
2 Calle Tarantarantana
Y es una calle que se llama así -según se informa en el Nomenclator del Ayuntamiento de Barcelona- desde 1716. ¿El por qué? La principal hipótesis (hay otras defendidas en otros portales de Internet) es que en dicha calle vivía el pregonero de la ciudad. Éste, cuando había una noticia importante que pregonar -vaya, cada vez que tenía que hacer su trabajo-, lo anunciaba con un redoble de tambor. O con una trompeta. El caso es que alguno de los dos sonaba así: tantarantana. Tantarantana.
3 La(s) calle(s) del Rec Comtal
Si tuviéramos que mencionar un elemento -y solo uno- sin el cual el crecimiento histórico de Barcelona no hubiera existido, lo tenemos claro: la acequia condal (llamado o conocido también como Rec Comtal)
Valga esta breve perorata perentoria (perdón por la cacofonía) para dar cuenta del sentido que tiene la existencia de hasta cinco calles que homenajean su ya no operativa existencia. Las calles son la del Rec Comtal, la del Rec, la de la Sèquia, la de les Basses de Sant Pere y la de la Sèquia Comtal.
4 Plaça de les Glories
¡Ah! La plaça de les Glòries, conocida por los barceloneses como el espacio-ese-que-lleva-mil-años-en-obras (espacio, sí, porque plaza, a día de hoy, es un elogio que no se merece) y conocida por los turistas como donde-el-dildo-gigante.
Glòries, decimos, estaba llamada a ser -o mejor dicho, Cerdà la llamó a ser- el centro de la ciudad. Ni Plaça Catalunya, ni Universitat, ni Arc del Triomf. El centro iba a ser éste. Y, bien pensado, tiene lógica: es una plaza en la que desembocan o confluyen Diagonal, Meridiana y Gran Via. Probablemente las tres calles más importantes de la ciudad. Sin embargo, no lo era ni lo fue en 1870 y no lo es en 2018 (y presumiblemente tampoco lo será en un futuro inmediato).
5 Calle de la Cera
En mi cabeza sonaba perfecto, pero la RAE me ha dado una bofetada de realidad. Hubiera sido maravilloso que el carácter festivo de la Calle de la Cera fuera en sí mismo el origen etimológico de “acera”. Una derivado fonético y poético que sólo existe en la ficción, por desgracia.
El carácter festivo, ya que estamos, que caracterizó a la Calle de la Cera es cosa del pasado. Y hablamos de carácter festivo porque es aquí donde se ubica el nacimiento de la rumba.
6 Carrer de la Princesa
Ubicado en el Distrito de Ciutat Vella, esta mítica calle de 550 metros nació como parte de un proyecto del ayuntamiento fechado en 1820. La intención era la de abrir una calle recta, larga y ancha que permitiese las conexiones entre arterias principales en una ciudad todavía amurallada.
Para construirla se tiraron parcial o totalmente unas cuentas viviendas y había de por medio objetivos higienistas, sí, pero sobre todo militares: así se facilitaba el desplazamiento de tropas hasta la Ciutadella.
7 Carrer del Roselló
Ni es una derivación de Rosa nombre de persona, de rosa nombre de flor, de rosa color, tampoco de piedra rossetta: el origen del nombre de Carrer del Rosselló viene de una comarca francesa.
Pero el origen del bautizo de la calle se remonta al 19 de diciembre de 1863, cuando, como parte del proceso de crecimiento de la ciudad (el Plan Cerdà) se antojaba necesario poner un nombre a cada calle. Ésta, en concreto, había sido concebida por Ildefonso Cerdà como la calle H.
8 Avinguda Paral.lel
Lo realmente importante del Paral·lel es su condición de arteria metropolitana de ecos culturales internacionales. Contra el formalismo y los buenos modales del Liceu, la idiosincrasia gamberra de la cuplé y el vodevil: Paral·lel destacó como la West End condal, como el Montmartre barcelonés, como la Broadway catalana.
10. Calle Tallers
Contra todo pronóstico y a pesar de lo que pudiera parecer de primeras, no, Tallers no se llama así por remitir a la concepción tradicional que todos tenemos del concepto “taller” (la que viene derivada del francés atelier).
Esta calle de 500 metros, considerada por los aficionados a la comparación compulsiva como la Candem catalana, tiene detrás una historia densa y su idiosincrasia peculiar: siempre vinculada a las corrientes alternativas e incluso despreciadas de la ciudad. Tallers fue la primera calle con burdeles: proliferó la prostitución popular durante la Edad Media.
10 Carrer del Malnom
A saber, una calle olvidada en medio del Raval. Un tramo de unos cuantos metros en los que sólo hay puertas (¡puertas, como en cualquier calle -pero en este caso de casas y no de negocios-!). Un callejón, con todo el despectivismo que le otorga el sufijo, sin salida. Una callejuela, lo mismo de la acotación anterior, cerca de la Boquería. Una calle, insistimos, olvidada, ¿a quién le iba a interesar cambiar su nombre?
La Calle del Malnom. Malnom en su traducción al castellano -huelga decirlo-, es sobrenombre o mote de carácter peyorativo. Entonces aquí se produce una ironía o una metaironía, si se quiere ser retorcido. Malnom a una calle en la que proliferaba la prostitución, las drogas, el hampa del siglo XVII.